El estilo de un reloj se puede cambiar muy fácilmente experimentando con diferentes materiales como el cuero, el caucho o el nylon. Tanto es así que algunos brazaletes y correas de reloj han logrado salir de las sombras a las que les dejaban relegados la esfera, el bisel y la caja, y llegar a los corazones de los aficionados a los relojes. ¿Se le ocurre algún ejemplo? Si hablamos del «reloj del presidente», ¿en qué es lo primero que piensa? ¿En el bisel? Creo que ya sabe a lo que me refiero.
En este artículo nos sumergiremos en el mundo de las pulseras de relojes y echaremos un vistazo a las diferentes variantes que existen, con la ayuda de algunos modelos muy conocidos.
La opción elegante: El brazalete Jubilé
El refinado diseño del brazalete Jubilé se introdujo expresamente para el Rolex Oyster Perpetual Datejust en 1945 y marcó el 40º aniversario de la marca. El cierre oculto Crownclasp y el brazalete metálico de cinco eslabones representan la comodidad y elegancia pura. Con el paso del tiempo, el Jubilé se fue presentando en otros modelos de Rolex como el GMT Master, pero cuando se habla de este brazalete la mayoría de los amantes de la relojería piensan en el Datejust. La variante bicolor en oro amarillo y acero inoxidable, introducida a mediados de la década de 1950, es especialmente apreciada por los coleccionistas vintage.
El deportivo brazalete Oyster
Si el brazalete Jubilé es la primera opción para un evento elegante, el Oyster es el elegido para el día a día. Las raíces de Rolex están claramente establecidas en la industria de los relojes herramienta y, del mismo modo, el brazalete Oyster se asocia con la robustez y resistencia al agua de los modelos Oyster Perpetual. Desarrollado en 1947, este recio brazalete metálico de tres eslabones se encuentra sobre todo en los modelos deportivos de Rolex, como el Submariner, el Daytona, el GMT Master o los relojes de buceo, como el Sea-Dweller o el Rolex Deepsea.
La correa de piloto
La correa de aviador tiene sus orígenes en el ejército alemán de la Segunda Guerra Mundial. Los relojes militares tenían que ajustarse a las chaquetas de los pilotos durante el servicio, por lo que solían contar con unas pulseras de cuero muy largas. Los remaches evitaban que el reloj se saliese de la muñeca del piloto. Algunos conocidos fabricantes de relojes de aviador, como IWC, utilizan este tipo de correas en algunos de sus modelos. Aunque a día de hoy estos remaches ya no tienen una gran importancia a nivel funcional, aportan un inconfundible estilo militar y son un vestigio de la historia.
El brazalete President
Como ya hemos mencionado antes, este brazalete es característico de un reloj muy concreto: el Rolex Day-Date del año 1956. Dwight D. Eisenhower, en aquella época presidente de los Estados Unidos, fue en cierto modo quien le concedió este nombre. En realidad su reloj era “solamente” un Datejust de oro puro, pero como el Day-Date es el único modelo de Rolex que se elabora únicamente en oro, el reloj de Eisenhower a menudo se toma por un Day-Date. Hay un sinnúmero de artículos en Internet que siguen propagando información errónea y poco a poco van haciendo que esta confusión se convierta en un hecho. En cualquier caso, el auténtico origen del Day-Date queda cerca. Por un lado, Lyndon B. Johnson llevó un Rolex Day-Date, y se dice que Marilyn Monroe le regaló un ejemplar a John F. Kennedy. Por otro lado, Rolex publicó un anuncio en la década de 1960 en el que se presenta el Day-Date como el reloj del presidente.
La clara diferencia, sobre todo frente al brazalete Oyster, es que tiene más eslabones y más cortos, lo que le confiere su inigualable elegancia. ¡Sin duda, este brazalete ha conseguido llevar un reloj a la fama!
La malla de tiburón o «Shark Mesh»
A pesar de su nombre, la apariencia y el material de esta correa no tienen nada que ver con los peligros de las profundidades. En realidad, el responsable de esta denominación es Omega, que la utilizó para una campaña publicitaria del Ploprof 600 del año 1973. Este reloj de buceo ya era por aquel entonces un referente de Omega, y la publicidad aseguraba que esta correa de malla era capaz de resistir incluso ataques de tiburones. En comparación con las mallas milanesas, la «Shark Mesh» está compuesta por unos eslabones metálicos más gruesos y un menor número de uniones, lo que le concede un aspecto robusto y, a la vez, una increíble flexibilidad.
La correa (de malla) milanesa
La milanesa es un tipo de correa de malla. Su nombre es un claro indicio de su procedencia, pues se desarrolló en Milán. El diseño con forma de red de este brazalete se remonta al siglo XIII y en un principio se usaba fundamentalmente en las cotas de malla. En los últimos años, las milanesas se han vuelto tendencia sobre todo entre los relojes de moda.
Sin embargo, algunos fabricantes de relojes mecánicos de renombre como IWC, Omega o Breitling en el Superocean Heritage 46 también apuestan por estas pulseras más bien clásicas para conceder a sus modelos una desenfadada estética sesentera. No obstante, el delicado trenzado de eslabones de la milanesa hace que este tipo de correa metálica no sea la más adecuada para grandes aventuras.
La correa de carreras o Rally
Esta pulsera, a menudo elaborada en cuero, está inspirada en los guantes de los pilotos de carreras y acompaña principalmente a los cronógrafos (vintage). Hace tiempo que se debate si las típicas perforaciones de la correa, de mayor o menor tamaño, tienen una finalidad meramente estética o si sirven para favorecer la ventilación. Pero lo que está claro es que estas correas fascinan a los aficionados al automovilismo y los amantes de lo vintage por igual. Un ejemplo perfecto es la correa Rally Strap del TAG Heuer Monaco, que se convirtió en leyenda con Steve McQueen y la película “Las 24 horas de Le Mans” de 1971.
La correa de velcro o de la NASA
La correa de velcro, también llamada de la NASA, es la primera elección de los astronautas. Se asocia ante todo con el conocido Omega Speedmaster Moonwatch y su portador Buzz Aldrin. La largura y el cierre adhesivo de esta resistente correa de tela permiten a los astronautas llevar un cronógrafo por encima del traje espacial. Es posible que la correa de la NASA no sea su primera elección para la siguiente cena de gala, y la mayoría de nosotros tampoco llegará a explorar el espacio. No obstante, también se puede encontrar en versiones más cortas, perfectamente adecuadas para el uso diario y que aportan un toque de aventura a su vida.
El brazalete integrado
Como su nombre indica, se trata de un brazalete metálico integrado en la caja del reloj. Si usted se decide por un reloj con un brazalete integrado, probablemente se haya enamorado del ejemplar en cuestión. Y es que en la mayoría de modelos, debido a la falta de asas, estará renunciando a la posibilidad de cambiarle la correa al reloj para otorgarle un aspecto diferente. Tampoco resulta fácil realizar reparaciones o acortar los brazaletes integrados de este tipo de relojes. Pero quizá sea eso precisamente lo que los hace tan especiales.
Piense, por ejemplo, en la obra maestra de Gérald Genta, el Royal Oak. Gracias a su brazalete único, pocos relojes son tan fáciles de reconocer como este. El brazalete integrado fomenta la impresión de que el reloj se ha fabricado de una sola pieza.
La correa de goma y caucho
Cada vez hay más fabricantes que se decantan por esta opción, y no solo por su funcionalidad a la hora de irse de buceo todos los veranos. Las correas de caucho, también denominadas «Rubber Strap», se encuentran por ejemplo en los llamativos modelos deportivos de la serie Hublot Big Bang y en los relojes de alta gama de Richard Mille.
Pero, ¿cómo combina un reloj elaborado en materiales exclusivos como el oro, el carbono o la cerámica con una correa de goma? La cuestión es que no se trata de una goma cualquiera. Para su RM 50-03 McLaren F1 Split-Seconds Tourbillon Chronograph, con un precio de venta oficial de nada menos que 980.000 USD, Richard Mille desarrolló una correa de goma con grafeno, es decir, carbono, para optimizar la comodidad, resistencia y romper con los monótonos brazaletes convencionales a través de colores y materiales insólitos. Al igual que otras correas de caucho, no absorbe ni el sudor ni la suciedad y es extremadamente flexible. Por eso, no es de sorprender que Rafael Nadal no se quite su Richard Mille ni en la Cancha Central.
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