Tudor, filial de Rolex desde hace casi 100 años, es una marca relojera fundada con la visión de fusionar la precisión artesanal con la asequibilidad para crear relojes de alta calidad a un precio mucho más económico que el de su prestigiosa casa matriz. A lo largo de los años, Tudor ha desarrollado una identidad única al combinar movimientos fiables de terceros con componentes de Rolex, conocidos por su resistencia, y una estética profundamente arraigada en la historia para crear algunos de los mejores relojes herramienta del mercado. En este artículo vamos a explorar el legado de Tudor, algunos de los relojes Tudor más significativos, la artesanía que hay detrás de sus modelos, la resonancia cultural de la marca y cómo se compara con su empresa matriz, Rolex, ahondando en todo lo que necesita saber sobre una de las marcas relojeras más influyentes del mundo.
Un vistazo a su historia
Tudor, creada en 1926 por Hans Wilsdorf, cofundador de Rolex, se estableció con la visión de crear una marca que encarnara la fiabilidad de Rolex pero a un precio más bajo e hiciera accesible la relojería de lujo a un público más amplio que necesitaba relojes de calidad pero no tenía los medios para pagar lo que cuesta un Rolex. Para la década de 1950, Tudor se había labrado una sólida reputación por su robustez, precisión y buena relación calidad-precio, lo que llevó a todo el mundo a utilizar relojes de Tudor, desde diversos militares y organizaciones de buceo profesionales hasta hombres corrientes que necesitaban un reloj herramienta fiable. Entre las colaboraciones más destacadas se incluye la asociación de Tudor con la Marina Nacional francesa (con la que sigue trabajando a día de hoy), que seleccionó a Tudor como su reloj oficial por su fiabilidad y funcionalidad bajo el agua, y la Marina de EE. UU., entre muchas otras. Después de los años 50, Tudor siguió creando versiones más asequibles de los relojes de Rolex, como el Submariner, el Oyster Prince, el Ranger, etc. Para la década de 1970, la marca había empezado a forjarse una identidad propia con relojes como el cronógrafo Monte Carlo, el Submariner azul ―una elección desafiante, dada la estricta adhesión de Rolex al negro sobre negro― y el Ranger II. Tras algunos años de éxito en una línea similar a la de los 70, la marca acabó cayendo en el olvido y, en las décadas de 1990 y 2000, empezó a perder popularidad al ser considerada una alternativa barata a Rolex. Sin embargo, en 2010, Tudor decidió marcar el comienzo de una nueva estética de diseño inspirada en su legado, combinada con ingeniería moderna y que ofrecía a los coleccionistas un valor excepcional al tiempo que dejaba de utilizar el nombre de Rolex para impulsarse. Tras varios lanzamientos exitosos, como la colección Heritage Chronograph en 2010, las series Black Bay y Pelagos en 2012 y la Ranger en 2022, así como diversas variantes de éxito dentro de cada una de esas colecciones durante años, la marca no ha cesado de ampliar su catálogo con un tono y una estética de diseño impresionantemente coherentes que han calado hondo en el público objetivo de Tudor, que aprecia sus relojes y sus esfuerzos por crear productos de lujo asequibles.
Relojes Tudor: los modelos y colecciones más importantes
Existen varios modelos y colecciones de la historia de Tudor que han contribuido a forjar la reputación de la marca como fabricante. Desde el Oyster Prince hasta el Submariner y el Black Bay, a continuación echamos un rápido vistazo a algunos de ellos.
- Tudor Oyster Prince: El Oyster Prince, introducido en la década de 1950, fue la respuesta de Tudor al Oyster Perpetual de Rolex. Este reloj combinó la famosa caja y brazalete Oyster de Rolex con movimientos ya existentes que Tudor obtenía de terceros y destacó por su durabilidad, fiabilidad y buena relación calidad-precio. Se posicionó como el reloj para exploradores y profesionales, y fue la oferta base sobre la que se construyeron todos los demás relojes deportivos y herramienta de Tudor.
- Tudor Submariner: El Submariner, lanzado en 1954, encarnaba el espíritu de aventura y robustez de Tudor, al igual que el propio Submariner de Rolex. Conocido por su hermeticidad, resistencia y utilidad, fue el reloj elegido por los buzos de la Marina francesa en la década de 1950, lo que consolidó el estatus de Tudor entre los buzos profesionales como un fabricante de relojes con productos de un nivel excepcional. Desde sus inicios en los años 50 hasta servir de inspiración para el Black Bay, pasando por su descatalogación en los 90, el Submariner ha sido tan importante para Tudor como para su empresa matriz, Rolex.
- Tudor Black Bay: La colección Black Bay, una de las más exitosas de Tudor, se lanzó en 2012 como una línea inspirada en el legado de la marca que tomó el prototipo del Submariner y lo utilizó para construir un reloj de buceo moderno. Este modelo refuerza el atractivo de la marca con su diseño de inspiración vintage, que cuenta con un característico cristal abombado, agujas tipo «copo de nieve» o «snowflake» en inglés y un brazalete con remaches decorativos; todos ellos elementos de diseño que rinden homenaje a los Tudor Submariner de antaño. Hoy en día, la colección Black Bay se ha ampliado para incluir diversos tamaños, materiales, brazaletes y demás.
- Tudor Pelagos: El Pelagos, un «diver» moderno y de alto rendimiento, combina la innovación con el legado de Tudor en el buceo profesional. Fabricado en titanio y dotado de una válvula de escape de helio, así como de un bisel de cerámica, el Pelagos es el reloj de buceo más potente de Tudor, similar a la colección Sea-Dweller de Rolex. Es capaz de resistir profundidades de hasta 500 metros y está impulsado por el movimiento propio de Tudor, el calibre MT5612, que ofrece una reserva de marcha de 70 horas y una precisión formidable.
- Tudor Heritage Chrono: Por último, pero no por ello menos importante, está el Heritage Chrono, la colección de Tudor dedicada a los cronógrafos. El Heritage Chrono, inspirado en los cronógrafos Tudor de la década de 1970, se introdujo en 2010 para representar la adopción de una estética de inspiración vintage, al tiempo que allanaba el camino para expandirse hacia un nuevo territorio como fabricante de relojes. Este modelo es muy apreciado por su aspecto atrevido y deportivo, y se ha convertido en un favorito de los coleccionistas gracias a sus diseños de esfera y combinaciones de colores de inspiración vintage, que siguen siendo populares tanto entre los nuevos coleccionistas como entre los puristas de Tudor.
Artesanía y experiencia
La artesanía de Tudor siempre ha hecho hincapié en la durabilidad, la funcionalidad y la precisión. A diferencia de sus primeros años, la marca ha comenzado a centrarse en el desarrollo de sus propios calibres de manufactura. La introducción de estos movimientos propios, como el calibre MT5612 mencionado antes, ha elevado la reputación de Tudor, alineándola más estrechamente con la relojería de alta gama y alejándola de la reputación de «Rolex de los pobres» que frenó a la marca en las décadas de 1990 y 2000. En la actualidad, los relojes Tudor se someten a rigurosas pruebas para cumplir con los estándares profesionales, especialmente los relojes de buceo. Por ejemplo, el Pelagos ha superado pruebas de resistencia al agua de hasta 500 metros, mientras que los modelos Black Bay cumplen las normas ISO para buceo. Además, Tudor incluso ha comenzado a someter algunos relojes a la certificación del METAS, junto con el certificado del COSC que la marca ha utilizado desde que lanzó su primer movimiento propio en 2015, lo que demuestra que sus calibres no son en absoluto desdeñables.
De hecho, los movimientos de Tudor son tan buenos que la marca suministra a otros relojeros, como Chanel, Breitling, Norqain, Fortis y TAG Heuer, a través de su filial de fabricación de movimientos, Kenissi. Se trata de un logro impresionante, teniendo en cuenta que solo lleva trabajando en ellos desde 2010. Pero, con una empresa matriz como Rolex, es obvio que sabe lo que hace.
Conclusión
Tudor se ha establecido en el mundo de la relojería como una fuerza realmente formidable. Desde sus primeros días como alternativa asequible a Rolex hasta convertirse en una casa reconocida por su propia pericia y artesanía, Tudor ha logrado forjarse una identidad única en un mundo en el que su marca tenía muy poco valor. A través de modelos como el Black Bay y el Pelagos, Tudor rinde homenaje a su historia al tiempo que impulsa los avances modernos. Su atractivo cautiva a diversos públicos, atrayendo por igual a coleccionistas noveles y experimentados, así como a quienes simplemente buscan un reloj robusto y de alta calidad que puedan llevar consigo como herramienta funcional. Con tal mezcla de usuarios potenciales, no resulta difícil comprender qué representa Tudor como marca de relojes y qué valora: el legado, la artesanía, la innovación y la asequibilidad.
