¿Ya se ha dado cuenta? ¡Muchas cosas han cambiado en Chrono24! Un nuevo logotipo, un diseño más moderno y una identidad de marca más clara: bajo el nuevo eslogan «Time is our Thing» hemos reorganizado y renovado la marca del sitio web de Chrono24. El rebranding —o cambio de marca— es algo cotidiano en el comercio y en los productos. Incluso las marcas de relojes de lujo reajustan de vez en cuando su posicionamiento y el diseño de sus productos para adaptarse a los constantes cambios del comportamiento de los consumidores y del mercado. En este artículo presentamos tres marcas de relojes que suelen responder adecuadamente a los cambios del mercado. El cuarto fabricante de esta lista, sin embargo, sigue siendo objeto de controversia por algunos modelos actuales.
Tudor: de nuevo en la senda del éxito desde 2012
El fabricante de relojes de lujo Tudor, con sede en Ginebra, fue fundado en 1926 por Hans Wilsdorf, padre de Rolex, y se posicionó como una alternativa más asequible a los relojes de lujo de la casa matriz con la corona en su logotipo. La principal diferencia entre las dos marcas radica principalmente en los movimientos utilizados, que siempre han sido de fabricación propia en Rolex, pero que durante mucho tiempo fueron suministrados a Tudor por el fabricante de movimientos ETA. Las cajas y los brazaletes, sin embargo, eran idénticos. Aunque la imagen externa de la marca Tudor cambió ya en 1969 con un nuevo logotipo, el primer cambio de marca fundamental no se abordó hasta muchos años después: a principios de la década de 2000, Tudor experimentó con diseños independientes, cuyos resultados pueden encontrarse en modelos como el Grantour o el Hydronaut. Aunque Tudor no tuvo necesariamente poco éxito con estos relojes de alta calidad, que de nuevo estaban equipados con tecnología ETA, no lograron un gran avance. Este se materializó finalmente en 2012, cuando Tudor volvió a sus propias raíces y presentó el primer Black Bay Heritage ref. 7922OR, una atractiva reinterpretación de un reloj de buceo que el fabricante ya había presentado en 1954. Una característica única de este reloj de 41 mm es su bisel de color burdeos, todo un reclamo tanto entonces como ahora. Además, el escudo Tudor utilizado anteriormente en el logotipo tuvo que dejar paso a la rosa Tudor original en este modelo. En el interior: un movimiento de ETA. En cuanto a sus características generales, el primer Black Bay estaba lo suficientemente alejado de un Rolex Submariner como para ser reconocido como un reloj de lujo por derecho propio. Desde entonces, Tudor ha ampliado la colección Black Bay con innumerables modelos disponibles en muchos tamaños y combinaciones de colores. Con la introducción de sus propios calibres de manufactura y la ampliación de toda la gama de productos con modelos como Pelagos y Ranger, Tudor se ha emancipado por fin de su poderosa casa matriz Rolex y ahora se la considera mucho menos como una alternativa a ella. Gracias a un cambio de marca extremadamente exitoso, Tudor puede ahora prácticamente enfrentarse a la corona en pie de igualdad con un gran número de modelos.

Omega: a la fama con James Bond
Speedmaster, Seamaster, Railmaster: el fabricante de relojes de lujo Omega, con sede en Biel, ha sido reconocido como fabricante de relojes herramienta excepcionales desde la presentación de estos tres legendarios modelos en 1957. Tanto estos tres modelos como la marca en su conjunto han cambiado considerablemente en las últimas décadas. No obstante, el cambio de marca fue bastante suave y muestra una evolución de un fabricante de relojes más bien pragmáticos a un productor de caros relojes de lujo. Omega se vio sometida a fuerte presión como consecuencia de la llamada crisis del cuarzo a finales de los años setenta. Para evitar la quiebra, la marca fue transferida al Grupo Swatch, al que Omega sigue perteneciendo en la actualidad. El primer gran reposicionamiento fue llevado a cabo a mediados de los años noventa por el entonces director general del Grupo Swatch, Nicholas Hayek. Su objetivo era posicionar a Omega dentro del grupo en el segmento de lujo superior, lo que finalmente consiguió. El gran golpe de marketing de Hayek fue la colocación de un Omega Seamaster 300M (ref. 2531.80) en la muñeca de Pierce Brosnan en la película de James Bond Goldeneye. Omega sustituyó a Rolex como proveedor de relojes del agente 007 y desde entonces ha estado indisolublemente ligada al personaje. James Bond es, por tanto, una herramienta central en la renovación de la marca Omega, alejándola de la imagen del hombre de la calle y acercándola a una marca para auténticos hombres y aventureros. Sin embargo, esta renovación no solo tuvo lugar en la gran pantalla. También hubo una renovación tecnológica en el centro de todo esto. Desde 1999, Omega confía en el escape Co-Axial patentado y en la certificación METAS para sus calibres de manufactura, como los movimientos 8500 y 8800. El desarrollo del Omega Planet Ocean 600M, inspirado en el Seamaster 300 (CK2913) de 1957, es un buen ejemplo del continuo reposicionamiento de la empresa. En 2005, Omega presentó la primera reinterpretación del reloj: la referencia 2201.50.00. En esta versión con bisel de aluminio, el calibre 2500 basado en ETA sigue haciendo tictac. El moderno Seamaster Planet Ocean 600M (ref. 215.30.44.21.01.001) ya incorpora el calibre 8900 Co-Axial y un bisel de cerámica.

TAG Heuer en una sinuosa pista de carreras
La historia de los rediseños de TAG Heuer es turbulenta. Y no despegó realmente hasta principios de los años sesenta. Por aquel entonces, Jack Heuer tomó el relevo de su abuelo en la empresa familiar. Hasta ese momento, el fabricante de Saint-Imier producía principalmente cronómetros y relojes de a bordo que se utilizaban en las cabinas de los aviones y los coches de carreras. En 1962, con la llegada de la Fórmula 1, Jack Heuer introdujo el reloj de a bordo Autavia como reloj de pulsera en las muñecas de numerosos pilotos de carreras famosos, lo que rápidamente creó un gran revuelo en torno a este modelo. Con el Carrera (1963) y el Monaco (1968), se presentaron otros dos cronógrafos de carreras que siguen siendo muy conocidos hoy en día y que son prácticamente sinónimos de la reorientación de Heuer en los años sesenta. El éxito de estos cronógrafos duró unos 20 años, hasta que Heuer también fue víctima de la crisis del cuarzo. En 1985, el grupo Techniques d’Avant Garde (TAG) se hizo finalmente con el control de la maltrecha empresa. Con la adquisición, el nombre de la marca pasó a ser TAG Heuer y la gama de productos también experimentó un cambio significativo prácticamente de la noche a la mañana. Con la colección Formula 1, la marca presentó una serie de relojes deportivos que técnicamente —y aún menos visualmente— no tenían nada en común con cualquier modelo Heuer. Las colecciones Carrera y Monaco también sufrieron cambios de diseño, mientras que el Autavia desapareció completamente del catálogo durante muchos años. En 1999, el conglomerado empresarial de artículos de lujo LVMH se hizo finalmente con TAG Heuer y dotó a la empresa de una imagen algo más lujosa. Bajo la dirección de Jean-Claude Biver, por ejemplo, se creó el primer smartwatch del mundo de un fabricante de relojes de lujo: el TAG Heuer Connected. Además, calibres de manufactura como el movimiento cronógrafo Heuer 02 y el calibre Split Seconds TH81-00 se empezaron a utilizar en los relojes TAG Heuer. Estas innovaciones permiten a la marca presentar una vez más relojes exclusivos al más alto nivel. Algunos ejemplos son el Carrera Chronograph Tourbillon Extreme Sport (ref. CBU5050.FT6273) y las variantes estrictamente limitadas del Monaco Split Seconds Chronograph.

Breitling, ¿la marca de relojes para todos?
Un ejemplo particularmente vivo de la reorientación de una marca de relojes de lujo —y bastante similar al de TAG Heuer— es Breitling. En sus más de 140 años de historia, la empresa ha experimentado esencialmente tres grandes reorganizaciones o rediseños, que han repercutido en la esencia de la marca y en el estilo de toda la colección. Entre 1932 y 1979, Breitling estuvo bajo la dirección de Willy Breitling. Durante este tiempo, el empresario estableció la marca como el principal fabricante de relojes de aviador. En los años cuarenta y cincuenta, Breitling presentó los legendarios cronógrafos Navitimer y Chronomat, relojes de pulsera pioneros de su época. Al igual que Omega y Heuer, Breitling fue una de las muchas víctimas de la crisis del cuarzo a finales de los años setenta y estuvo literalmente al borde de la extinción. Willy Breitling abandonó la empresa en 1979 y cedió las riendas al piloto y empresario Ernest Schneider. Bajo su dirección, Breitling presentó por primera vez relojes de cuarzo con un aspecto completamente nuevo, un ejemplo de ello fue el modelo Aerospace, lanzado en 1985. Breitling experimentó nuevos cambios significativos a partir de 1994, cuando el hijo de Ernest Schneider, Théodore, tomó el relevo de la empresa. Durante su mandato, se presentó el Breitling Emergency, por ejemplo. Cuando los relojes de pulsera mecánicos volvieron a popularizarse a finales de los años noventa, Breitling reaccionó una vez más y presentó como prioridad relojes de pulsera llamativamente ostentosos. Las tendencias cambian con el tiempo y los gustos también. Breitling también lo reconoció y cedió el timón a Georges Kern en 2017. Su lema: alejarse de la polvorienta imagen chovinista y convertirse en una marca moderna para todos los amigos de los relojes de alta calidad con colecciones completamente revisadas. Este cambio puede haber sido acertado en ciertos aspectos, pero para muchos seguidores de Breitling este paso en cuanto a la elección de colores y diseño fue demasiado lejos. En las colecciones Navitimer y Superocean en particular, se introdujeron modelos muy alejados de los diseños originales. Por ello, entre los aficionados a los relojes también se habla de la época anterior y posterior a Georges Kern. Si alguna vez se encuentra con el término «pre-Kern» en una oferta de Breitling, se trata de una referencia que se lanzó antes de 2017.
