Si se piensa en relojes de piloto que ostenten un alto valor histórico, lo más probable es que el Cartier Santos no sea el primer reloj que le venga a la cabeza. De hecho, seguramente ni aparezca en su lista. Sin embargo, hay que destacar que este modelo fue creado originalmente para el pionero aviador brasileño Alberto Santos-Dumont, que en aquel entonces, a principios del siglo XX, residía en París. Desde sus inicios, el diseño ha ido incorporando algunos cambios bastante significativos hasta darse la situación que actualmente ya no es considerado un reloj herramienta, o al menos, no en el sentido tradicional. A pesar de su evolución, el extraordinario atractivo del Cartier Santos perdura, así como siempre ocupará un lugar de referencia en los libros de historia de la industria relojera de lujo. Siga leyendo y descubrirá mucho más.
Diseñando para las nuevas generaciones
Hoy en día, el modelo Cartier Santos es identificado más con la moda que como un práctico reloj herramienta. Que así sea no tiene nada de negativo, pero resulta un tanto paradójico ya que su uso original fue previsto con un fin más técnico. Como ya se ha mencionado, Santos-Dumont fue un pionero de la aviación. Dedicó su vida a estudios y experimentos aeronáuticos. Sin embargo, pronto descubrió que el uso de relojes de bolsillo durante sus pruebas era poco práctico y un tanto peligroso, ya que era voluminoso para sostenerlo y manejarlo, y requería además disponer al menos de una mano libre.
Santos-Dumont, por tanto, necesitaba encontrar una solución práctica a su dilema. Así, decidió visitar a Louis Cartier, un conocido personaje de la industria relojera de París y aparentemente amigo personal de él. El nieto del fundador de Cartier, llamado también Louis-François Cartier, dirigió la sucursal parisina de la empresa y fue responsable de algunos de los diseños más célebres de la marca (uno de los más famosos es el Cartier Tank).
Tras dicho encuentro, el joven Cartier empezó a desarrollar un reloj plano con un sorprendente bisel cuadrado. Su diseño se basó en tres principios fundamentales: claridad, sencillez y practicidad. Moderno y contemporáneo, el reloj era un claro reflejo de una de las obsesiones de aquella época, el progreso, pero al mismo tiempo presentaba un aire atemporal. Así pues, a pesar de que este reloj de pulsera masculino supuso toda una revolución para la época, el hecho de que el diseño original permanezca en gran medida inalterado más de cien años después, es un claro ejemplo de la visión a largo plazo que Cartier supo tener. No solo deseaba crear una solución única para su amigo, también ansiaba crear un legado para las generaciones venideras.
Un diseño con pretensiones
Se cree que Cartier se inspiró para la caja en un reloj de bolsillo cuadrado tradicional de la marca. Robusto y a la vez atractivo, era ideal para las pretensiones del Sr. Santos-Dumont ya que se prestaba bien a la hora de sentarse en posición plana contra la muñeca. Ocho tornillos fijaron la cubierta de cristal a la esfera y supuestamente pretendían emular los pilares de la Torre Eiffel. La esfera presentaba números romanos dispuestos de manera clara para favorecer la legibilidad de las horas (una característica, esta, muy distintiva de la mayoría de los relojes modernos de Cartier). Además, este diseño puede considerarse como un precursor del movimiento artístico Art Deco, que combinaba los estilos modernos con una fina artesanía y exquisitos materiales. No obstante, quizás lo más relevante fue que Louis Cartier incorporó una correa de piel en la caja para que se pudiera lucir en la muñeca.
No está claro si Santos-Dumont solicitó específicamente un reloj con pulsera o si fue el mismo Cartier a quien se le ocurrió esta novedosa idea. Fuera la propuesta de uno o de otro, lo que está claro es que en 1904 nació, siendo un rotundo éxito, lo que muchos consideran el primer reloj de pulsera diseñado con esa misma intención. Santos-Dumont lo llevaba a todas horas, incluso cuando no se encontraba realizando sus experimentos relacionados con la aviación. En esa época, Santos era una especie de celebridad en París, por lo que los curiosos pronto empezaron a preguntarse qué era lo que llevaba en la muñeca. Así pues, esta figura tan prominente y influyente acabó creando tendencia, rompiendo ciertas normas si se tiene en cuenta que a principios del siglo XX los hombres todavía llevaban relojes de bolsillo en sus chaquetas.
Además de ser un talentoso diseñador, Louis Cartier fue también un astuto hombre de negocios. Así pues, al detectar la oportunidad que podría suponer aprovechar la repercusión que estaba generando Santos-Dumont, decidió encargar la producción en masa del reloj al fabricante de movimientos Edmond Jaeger. En 1911, el Cartier Santos se convirtió, de esta manera, en el primer reloj de pulsera para hombre (y el único reloj Cartier que lleva el nombre de la primera persona que lo lució: Santos). Su aparición en el mercado fue un éxito inmediato, en parte auspiciado gracias a una época donde la idea de progreso tenía tanta importancia. Los franceses que disfrutaban yendo a la moda comenzaron a abandonar sus relojes de bolsillo en favor de esta moderna alternativa.
Pero como siempre pasa, los tiempos cambian, y los gustos también. Así fue como con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, los relojes cuadrados comenzaron a perder popularidad y aparecieron los diseños redondos, considerados más prácticos y utilitarios, y ideales para los militares. Unos años más tarde, era usual ver a los soldados volviendo a casa con estos relojes endurecidos por la batalla, lo que a su vez acabó generando una nueva tendencia en la sociedad. El Santos, por supuesto, no desapareció, pero tuvieron que pasar varias décadas antes de que pudiese recuperar el mismo poderío que irradió en la muñeca de Santos-Dumont.
El reloj deportivo de lujo de acero
Si sigue a Chrono24, probablemente conozca el lujoso movimiento de acero para relojes deportivos que fue lanzado en la década de 1970 con el ahora icónico Royal Oak de Audemars Piguet. Patek Philippe le siguió poco después con el igualmente emblemático Nautilus. Cuando se hizo evidente que estos diseños estaban creando tendencia, muchas otras marcas intentaron aprovechar la oportunidad buscando sacar provecho de sus propios relojes deportivos de acero de lujo, entre ellas Cartier.
Alain Dominique Perrin, director de marketing de Cartier en aquel momento, fue quien se encargó de renovar el diseño del Santos después de 60 años, rebautizándolo durante el proceso como el Santos de Cartier. Se trataba de un modelo que incluía el ADN del original pero adaptado a su época. Un cambio clave fue la introducción de un bisel en forma de placa tachonado por pequeños tornillos (una característica que también se incluye en el diseño actual). Asimismo, la correa de piel fue sustituida por un brazalete de metal integrado y con remaches, un requisito previo común en los relojes deportivos de acero de lujo. Sin embargo, quizás la gran sorpresa fue el uso de una caja y un brazalete parcialmente dorados en el primer modelo. Para la época fue una apuesta bastante atrevida pero que ayudó a la aparición de otra tendencia: el reloj bicolor. Lanzado en 1978, esta versión fue seguida poco después por un reloj totalmente de acero.
Fabricado como producto de lujo de masas, el Cartier Santos pronto se convertiría en un reloj «it» en los años 80. En las décadas posteriores, fueron muchas las variaciones producidas hasta el año 2016, cuando se decidió cerrar la colección. Por supuesto, esto no supuso realmente el final de la historia de Santos, simplemente significó la entrada de otra gran revisión del modelo. Así pues, en 2018, 40 años después de la última gran actualización, Cartier cautivó a todos sus aficionados, los viejos y los nuevos, con la presentación de la nueva colección Santos.
El nuevo Cartier Santos
Más refinada, más coherente y, de alguna manera, más versátil, la nueva colección de Cartier Santos ha alcanzado las mismas cuotas de popularidad de siempre. El diseño incluye dos tamaños de caja diferentes –grande y mediana– y sigue siendo fiel al original con algunas sutiles actualizaciones. Por supuesto, los ocho tornillos característicos que sujetan el bisel cuadrado continúan formando parte del modelo, pero el bisel desarrollado es ahora cónico, llegando hasta las asas y confiriendo a la caja un aspecto más moderno. Como reloj deportivo de lujo, la caja ahora presenta una resistencia al agua de 100 m (330 pies). El reloj, además, permanece esbelto en la muñeca. La versión grande solo mide 9.08 mm de grosor, mientras que la versión mediana es aún más delgada, con 8.83 mm.
La mayor innovación ha sido la introducción del nuevo sistema «QuickSwitch» de Cartier. Una función que sirve para soltar instantáneamente la correa o el brazalete de las asas simplemente pulsando un botón en la parte inferior de la correa del reloj. Una manera fácil y rápida para poder cambiar su aspecto. Una función, por tanto, muy práctica que complementa perfectamente la naturaleza versátil del Cartier Santos y su diseño icónico.
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