Cualquiera que esté interesado en los relojes se habrá topado alguna vez con el término reserva de marcha. Sin embargo, muchos amantes de los relojes no acaban de saber exactamente qué significa realmente, y ello a pesar de que la reserva de marcha tiene implicaciones muy prácticas en la vida cotidiana de todo usuario de relojes. Veámoslo más de cerca.
¿Qué significa exactamente reserva de marcha?
Todo reloj necesita energía para funcionar. Esta energía se almacena en un acumulador y desde allí se libera gradualmente al movimiento. En los relojes mecánicos de pulsera y de bolsillo, esta tarea suele realizarla un muelle o espiral. Se trata de una banda metálica enrollada en espiral que se encuentra en el barrilete. El muelle se tensa a través de la corona y se alimenta así de energía cinética. Cuanto más se tensa el muelle, más energía se almacena en él. Otras formas de almacenamiento de energía en un reloj son, por ejemplo, la pila de un reloj de cuarzo o la polea y su peso de un reloj de pie.
La reserva de marcha es el tiempo que tarda el acumulador de energía totalmente cargado en liberar completamente su energía, sin que se le suministre nueva energía. En otras palabras, la reserva de marcha es el tiempo que transcurre desde que el muelle está totalmente tensado y la carga es máxima hasta el momento en que el reloj se para. En este contexto, es importante para los relojes automáticos que no se muevan durante este tiempo, porque de lo contrario el rotor volvería a suministrar energía al muelle con cada movimiento. Lo mismo se aplica a los relojes de cuarzo con energía solar. Para determinar la reserva de marcha de un reloj de este tipo, no debe incidir ninguna luz sobre las células solares, ya que, de lo contrario, la pila del reloj se cargaría constantemente.
La reserva de marcha o autonomía de un reloj le evita tener que darle cuerda constantemente. Por ejemplo, puede dejarlo aparcado durante el fin de semana y seguirá funcionando cuando vuelva.
¿Cuánta reserva de marcha debe tener un reloj?
Para los relojes mecánicos, una reserva de marcha de 38 a 42 horas se considera una capacidad estándar . En los últimos años, sin embargo, muchos fabricantes han trabajado diligentemente para aumentar estos valores. Los calibres Co-Axial Master Chronometer de Omega, por ejemplo, tienen una reserva de marcha de más de 50 horas, mientras que los movimientos actuales de Rolex duran incluso 70 horas. Si esto aún no es suficiente, debería echar un vistazo al Panerai Radiomir Otto Giorni. La carga de este reloj dura ocho días. El Hublot Big Bang MP-11, todavía supera esto y ofrece una reserva de marcha de dos semanas. Sin embargo, el campeón absoluto en términos de reserva de marcha es el A. Lange & Söhne Lange 31: solo hay que darle cuerda cada 31 días.
Pero, ¿cómo es posible conseguir valores tan impresionantes? Bueno, en el caso de los tres últimos ejemplos mencionados, los fabricantes simplemente decidieron equipar los movimientos con varios barriletes —en el caso del Panerai y el Lange 31, hay dos, y en el caso del MP-11, hay siete barriletes conectados en serie—. El funcionamiento es muy sencillo: cuando la energía del primer muelle llega a su fin, toma el relevo el siguiente muelle, que todavía tiene la carga completa, y así sucesivamente. Sin embargo, aumentar la reserva de marcha de esta forma también tiene sus inconvenientes, ya que los muelles principales no liberan su energía de manera constante. Cuanto más se relaja el muelle, menos energía transmite al movimiento, lo que a su vez afecta a la precisión del reloj. Los muelles conectados en serie refuerzan este efecto, porque cada muelle comienza con toda su fuerza y esta va disminuyendo lentamente.
Rolex optó por un método diferente. La manufactura ginebrina consigue aumentar la reserva de marcha mejorando la eficiencia de su calibre. El escape Chronergy de Rolex tiene un grado de eficiencia particularmente alto, lo que significa que hay mucha menos fricción. Los relojes simplemente consumen menos energía. Además, el fabricante ha ido experimentando con el propio muelle y ha conseguido fabricarlo con un material cada vez más fino. Esto aumenta la longitud del muelle y, por tanto, la cantidad de energía que puede almacenar.
Relojes con indicador de la reserva de marcha
Los indicadores de reserva de marcha se consideran complicaciones sencillas en la relojería. Como su nombre indica, su función es indicar al usuario de un reloj cuándo la energía de este se acerca a su fin. Es, por tanto, en los relojes, el equivalente al indicador de batería de los teléfonos móviles, tablets y similares.
Hacia 1800, Abraham-Louis Breguet fue el primero en incorporar este indicador en sus relojes. Poco después, esta complicación se convirtió en equipamiento estándar de los cronómetros marinos, ya que los barcos debían mantenerse en funcionamiento en todo momento.
Con la llegada de los calibres automáticos a principios de la década de 1930, el indicador de reserva de marcha se fue introduciendo cada vez más a menudo en los relojes de pulsera. Todavía existía una cierta desconfianza en el sistema de cuerda automática, por lo que los fabricantes incluyeron el indicador como una especie de garantía. El primer fabricante que ofreció un indicador de reserva de marcha de serie en un reloj fue Jaeger-LeCoultre en 1948.
Hoy en día, el indicador de reserva de marcha rara vez se incluye. Algunos ejemplos conocidos son, por ejemplo, el A. Lange & Söhne Zeitwerk, el IWC Big Pilot o el Hamilton Jazzmaster Power Reserve Auto. El indicador en sí suele estar diseñado como una subesfera descentrada con su propia aguja. A menudo recuerda al indicador de combustible de un coche. Muchos relojes de cuarzo adoptan un método diferente. Suelen prescindir de un indicador específico y se limitan a utilizar el segundero para señalar el final de la vida útil de la pila. Si la carga de la pila cae en un nivel considerado crítico, el segundero salta en pasos de 2 segundos.
Resumen
La reserva de marcha tiene una importancia práctica para todos los usuarios de relojes. Cuanto mayor sea la reserva de marcha, menos veces tendrá que suministrar energía a su reloj, es decir, darle cuerda. Sin embargo, los relojes que pasan largos periodos sin cargarse corren el riesgo de que el aumento de la reserva de marcha vaya en detrimento de la precisión. Por eso, es mejor ir sobre seguro y elegir relojes con una autonomía media de entre 40 y 80 horas.
